Opiniones

¡Por amor a Dios, dejen un respiradero para este país!

Por Dío Astacio
Suena por todos lados el famoso tranque que hay en las salas capitulares de nuestro país donde los síndicos no tienen la Presidencia. Señores pero lo cierto es que en nuestro país la democracia camina como el cangrejo, todo el tiempo al revés.

Ha existido un famoso pacto que mata los principios de libertad que tiene una comunidad de ser gobernada por un ayuntamiento donde se imponga el poder de la mayoría, no el capricho de individuos, que muchas veces son escogidos de forma poco transparente y violentando los mas elementales principios electorales.

El legislador prevé la Sala Capitular precisamente para promover el debate, no para silenciarlo.

La sociedad inglesa parió dos hombres que gravitaron en los años 1600 Jhon Locke y Thomas Hobbes. Sus pensamientos contrastaban en la forma de cómo debe ser gobernado el hombre.

Dejar a sus anchas al Leviatán del PLD o ponerle controles
Hobbes suponía que el hombre debe ser gobernado por el “Leviatán” el soberano rey a quien le conferimos el poder para que nos domine, nos controle y nos castigue sin derechos de protesta, pues el soberano eso es, un soberano.

Locke al contrario suponía que el poder del Estado no debía ser ilimitado, ni arbitrario, ni absoluto porque provenía de los ciadadanos y era a ellos a quienes debía remitirse continuamente.

Por el contrario las ideas de Locke iban en dirección a limitar el poder de los gobiernos y apuntaban a que estos fueran mas pequeños y estuvieran enfocados básicamente en promover las libertades de los seres humanos incluso la de defenderse del estado si fuere necesario.

Parece increíble que nosotros hoy estemos discutiendo algo tan sencillo como aceptar la voluntad de la mayoría. ¿Por qué un síndico, si dirige la parte administrativa de un ayuntamiento, también tiene que dirigir mediante un Regidor y un Secretario de su partido, la parte normativa de éste? ¿Por que quieren los síndicos el control de las salas capitulares?

La respuesta viene con la pregunta, para hacer y deshacer.

¿Para qué quiere el PLD también el control de las salas capitulares?
Para no tener que ser controlado por nadie y tener libertades para abrir gasolineras y envasadoras de GLP, dar permisos, otorgar tierras sin ningún tipo de control y hacer todo aquello para lo que no los elegimos.

Es evidente que se quiere presidir sin controles, donde un secretario pueda certificar una asamblea aunque esta no ocurra, donde se pone en la agenda los temas que el síndico disponga.

Eso no es democracia, eso por el contrario, es un adefesio jurídico que contradice los propósitos del legislador de dar al pueblo la oportunidad de que su Sala Capitular esté resguardada por regidores que no estén al servicio del partido del síndico.

El Leviatan peledeista, lo quiere todo.

¿De dónde procede la denominada “regla de oro”?
Es una vorágine tsunámica que busca tener el control de todas las cosas y ahora empiezan a vender en los medios las ideas de que hay que respetar un famoso pacto de “oro” que de oro tiene poco, mas bien es un pacto funesto, que nos lleva un paso atrás en la democracia de nuestro país.

¿Este de donde viene?

Pues procede de un penoso incidente en la sala capitular de Piedra Blanca, donde cuatro regidores resultaron muertos después de una discusión por un tranque donde el síndico no tenía la mayoría ni la presidencia en esa Sala, pero quería imponer su criterio.

Resulta que este incidente trajo como consecuencia dar a los síndicos la presidencia de la sala, aunque este no tuviera la mayoría de los regidores, lo cual es un soberano disparate. Porque no podemos bajo las bases de un desacuerdo crear legislaciones informales que devuelven nuestra democracia del cangrejo y la doblegan al chantaje, al desorden y a la incapacidad de nuestros regidores de ponerse de acuerdo en una sala.

Cuando hacemos eso, como muchas otras locuras que se vierten en el escenario político de este pueblo, lo que estamos consiguiendo es debilitar la institucionalidad de nuestra nación, deteniendo el caos fáctico, con algo peor, el caos jurídico.

La solución única a esto es el respeto de la ley, es escoger regidores con la capacidad del consenso y el que nuestros síndicos aprendan a respetar la voluntad de la mayoría.

¡Por amor a Dios!
Los síndicos no son otra cosa que los administradores de las voluntades de una Sala Capitular y deben someterse a esta. Si les tocó en la democracia conseguir que su partido tenga el control de la Presidencia de la misma, bienaventurado sea, sin embargo si no lo pueden lograr, que respeten el orden y la libertad de los demás de elegir y que procedan en su actuar, libre del lucro, del interés personal y del favoritismo.

El pueblo no quiere mas síndicos libres de hacer sus caprichos, quiere hombres sometidos al escrutinio de las mayorías, que aprendan a gobernar en consenso lo cual, lo único que hace, es ayudarlo a ser mejor gobernante y a tener las cartas sobre la mesa.

El PLD lo tiene todo, el Presidente, la Presidencia del Senado, la Presidencia de la Cámara de Diputados la mayoría de los legisladores en ambas cámaras, la mayoría de los síndicos del país. La Junta Central Electoral, el Tribunal Superior Electoral, el Tribunal Contencioso y Administrativo, la Suprema Corte de Justicia, una gran cantidad de medios a su favor.

Por amor a Dios, dejen un respiradero para este país, y permitan que al menos la oposición pueda tener el control de algunas salas capitulares.

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