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Editorial: La Feria del Libro, espejo de una nación que lee y se transforma

La Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2025 ha cerrado con cifras históricas: más de 75 millones de pesos en ventas, un aumento superior al 30 % respecto al año anterior, y una asistencia que desbordó cada uno de los espacios de la Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte. Pero más allá de los números, lo que deja esta edición es la reafirmación de una verdad profunda: la República Dominicana está leyendo, creando y creyendo en la cultura como vía de transformación.

En tiempos donde las pantallas parecen dominar la atención colectiva, la multitud que recorrió la feria demuestra que el libro no ha perdido su poder de convocatoria ni su vigencia como vehículo de conocimiento, memoria y libertad. Familias enteras, jóvenes estudiantes, maestros, autores y curiosos se entrelazaron durante once días en torno a un mismo propósito: descubrir, dialogar y pensar. Esa efervescencia intelectual es, quizás, el mayor triunfo de esta edición.

El liderazgo del Ministerio de Cultura, encabezado por Roberto Ángel Salcedo, ha sido determinante para revitalizar el sentido de la feria. La visión de unir educación, industria editorial y participación ciudadana ha convertido el evento no solo en un escaparate de libros, sino en una plataforma integral de intercambio y desarrollo cultural. La iniciativa del Bono Libro, con más de 11,000 ejemplares distribuidos a estudiantes, es una apuesta clara por la democratización de la lectura, un gesto que siembra futuro en el presente.

Que la feria haya estado dedicada a la literatura infantil no es un dato menor. En un país que busca formar nuevas generaciones críticas, creativas y conscientes, apostar por los niños y jóvenes lectores es invertir en la República Dominicana del mañana. En ellos se siembra la semilla de una ciudadanía más ilustrada, más empática y más libre.

El crecimiento del evento también revela una madurez institucional: más de 650 actividades, 19 países participantes, 370 sellos editoriales y una sala de negocios internacional consolidan a la FILSD como un referente del Caribe y América Latina. La presencia de autores, editores y gestores culturales de toda la región coloca a Santo Domingo en el mapa global de la literatura contemporánea.

Pero el reto que deja esta exitosa edición va más allá de las cifras. Consiste en mantener el impulso más allá de los días de feria; en lograr que la lectura continúe viva en los hogares, las escuelas y las comunidades durante todo el año. Porque el verdadero legado de un evento cultural no se mide solo por los libros vendidos, sino por las conciencias que despierta.

La Feria del Libro 2025 ha sido, en ese sentido, una metáfora luminosa del país que queremos ser: diverso, participativo, creativo, y convencido de que la cultura no es un lujo, sino una necesidad vital.

Que este entusiasmo lector no se apague con el cierre de los pabellones. Que cada libro adquirido, cada historia compartida y cada idea debatida se conviertan en la materia prima de una República Dominicana más culta, más crítica y más humana.

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